Foucault, Michel. “The subject and the power” (El sujeto y el poder).
En: Michel Foucault: beyond structuralism and hermeneutics (Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermeneútica); Hubert L. Dreyfus y Paul Rabinow. 2 ed.
Chicago University Press, 1983. [tr. al español Santiago Carassale y Angélica Vitale http://textospsi.galeon.com/foucault4.html (19/04/2008)]
En el texto que se reseña Foucault parte de afirmar que no se ubica en las ideas ni una teoría, ni una metodología”, restándole carácter general y de ley científica a las afirmaciones que hará. Según él el propósito de su texto no ha sido “ha sido elaborar una historia de los diferentes modos por los cuales los seres humanos son constituidos en sujetos” Para esto dice haberse enfrentado a tres formas de objetivaciones que transformarían a los seres humanos en sujetos: “el modo de investigación que trata de darse a sí mismo el estatus de ciencia”; las "prácticas divisorias", en las que el sujeto está dividido tanto en su interior como dividido de los otros, lo cual lo objetiva y finalmente, “los modos en que los seres humanos se transforman a sí mismos en sujetos”.
De este modo considera Foucault que el tema general de su investigación “no es el poder sino el sujeto”, aunque de haya visto implicado en el análisis de las relaciones de poder en sí mismas, pues: “Si bien, la teoría y la historia económica proveen de buenos instrumentos para las relaciones de producción, -así como la lingüística y la semiótica ofrecen buenos instrumentos para el estudio de las relaciones de significación- no sucede lo mismo en el caso de las relaciones de poder”. En algunos casos se ha recurrido, para pensar las formas de poder, a modelos legales -“¿qué legitima al poder?”- o a modelos institucionales – “¿qué es el Estado?”, lo que lo lleva a proponerse ampliar esas dimensiones de la definición de poder.
Parte así de la pregunta por la necesidad de una teoría sobre el poder a la que responde que: “Desde el momento en que una teoría presupone una objetivación dada no puede ser tomada como la base de un trabajo analítico. Pero este trabajo analítico no puede proceder sin una conceptualización permanente, la cual, implica un pensamiento crítico, una revisión constante”. Se plantea entonces unas "necesidades conceptuales", que implican “la conceptualización no debería estar fundada en una teoría del objeto, ya que el objeto conceptualizado no es el único criterio para una buena conceptualización”, sino que se deberían tener en cuenta las condiciones históricas que motivan la conceptualización. Por otro lado y considerando el tipo de realidad al que se enfrenta el estudioso decide partir de las “enfermedades de poder” que le permite afirmar que lo que se necesita:
En el texto que se reseña Foucault parte de afirmar que no se ubica en las ideas ni una teoría, ni una metodología”, restándole carácter general y de ley científica a las afirmaciones que hará. Según él el propósito de su texto no ha sido “ha sido elaborar una historia de los diferentes modos por los cuales los seres humanos son constituidos en sujetos” Para esto dice haberse enfrentado a tres formas de objetivaciones que transformarían a los seres humanos en sujetos: “el modo de investigación que trata de darse a sí mismo el estatus de ciencia”; las "prácticas divisorias", en las que el sujeto está dividido tanto en su interior como dividido de los otros, lo cual lo objetiva y finalmente, “los modos en que los seres humanos se transforman a sí mismos en sujetos”.
De este modo considera Foucault que el tema general de su investigación “no es el poder sino el sujeto”, aunque de haya visto implicado en el análisis de las relaciones de poder en sí mismas, pues: “Si bien, la teoría y la historia económica proveen de buenos instrumentos para las relaciones de producción, -así como la lingüística y la semiótica ofrecen buenos instrumentos para el estudio de las relaciones de significación- no sucede lo mismo en el caso de las relaciones de poder”. En algunos casos se ha recurrido, para pensar las formas de poder, a modelos legales -“¿qué legitima al poder?”- o a modelos institucionales – “¿qué es el Estado?”, lo que lo lleva a proponerse ampliar esas dimensiones de la definición de poder.
Parte así de la pregunta por la necesidad de una teoría sobre el poder a la que responde que: “Desde el momento en que una teoría presupone una objetivación dada no puede ser tomada como la base de un trabajo analítico. Pero este trabajo analítico no puede proceder sin una conceptualización permanente, la cual, implica un pensamiento crítico, una revisión constante”. Se plantea entonces unas "necesidades conceptuales", que implican “la conceptualización no debería estar fundada en una teoría del objeto, ya que el objeto conceptualizado no es el único criterio para una buena conceptualización”, sino que se deberían tener en cuenta las condiciones históricas que motivan la conceptualización. Por otro lado y considerando el tipo de realidad al que se enfrenta el estudioso decide partir de las “enfermedades de poder” que le permite afirmar que lo que se necesita:
…es una economía de las relaciones de poder, la palabra economía usada en su sentido teorético y práctico. En otras palabras, desde Kant, el rol de la filosofía es prevenir a la Razón de ir más allá de los límites de lo que es dado en la experiencia, pero desde esta época, -es decir con el desarrollo de los estados modernos y la organización política de la sociedad- el rol de la filosofía también ha sido mantenerse atenta a los abusos del poder de la racionalidad política, lo cual es una pretensión bastante alta.
Este análisis lo lleva a establecer que la relación entre racionalización y excesos de poder político es explícíto, pero que juzgar a la razón no es la vía a escoger. La pregunta entonces sería si debemos enfocarnos entonces en “esta forma de racionalismo que parece específico de nuestra cultura moderna, y que tuvo su origen en la Aufklärung”. Su vía no coincide en esto –según él- con la asumida por algunos miembros de la Escuela de Frankfurt, sino que se propone sugerir otra manera de investigar la relación entre racionalización y poder. Ante todo no tomar la racionalización como un todo sino analizando estos procesos en campos diversos: locura, enfermedad, muerte, crimen, sexualidad, etc., desechar la noción de racionalización y asumir las distintas racionalidades, lo que implicaría también “tomar como punto de partida, a las formas de resistencia contra las diferentes formas de poder (…) Más que analizar el poder desde el punto de vista de su racionalidad interna, consiste en analizar relaciones de poder a través del antagonismo de estrategias”.
Ya en un punto central del texto, Foucault se propone caracterizar que tienen en común una serie oposiciones contemporáneas que ha observado (hombre- mujer, padres-niños, psiquiatría-enfermedad mental, medicina-población, administración-forma de vivir de la gente), concluyendo inicialmente que:
Este análisis lo lleva a establecer que la relación entre racionalización y excesos de poder político es explícíto, pero que juzgar a la razón no es la vía a escoger. La pregunta entonces sería si debemos enfocarnos entonces en “esta forma de racionalismo que parece específico de nuestra cultura moderna, y que tuvo su origen en la Aufklärung”. Su vía no coincide en esto –según él- con la asumida por algunos miembros de la Escuela de Frankfurt, sino que se propone sugerir otra manera de investigar la relación entre racionalización y poder. Ante todo no tomar la racionalización como un todo sino analizando estos procesos en campos diversos: locura, enfermedad, muerte, crimen, sexualidad, etc., desechar la noción de racionalización y asumir las distintas racionalidades, lo que implicaría también “tomar como punto de partida, a las formas de resistencia contra las diferentes formas de poder (…) Más que analizar el poder desde el punto de vista de su racionalidad interna, consiste en analizar relaciones de poder a través del antagonismo de estrategias”.
Ya en un punto central del texto, Foucault se propone caracterizar que tienen en común una serie oposiciones contemporáneas que ha observado (hombre- mujer, padres-niños, psiquiatría-enfermedad mental, medicina-población, administración-forma de vivir de la gente), concluyendo inicialmente que:
Son luchas "transversales", no limitadas a un país.
El objetivo de estas luchas son los efectos del poder en sí.
Son luchas "inmediatas".
Son luchas que cuestionan el status del individuo: por un lado, afirman el derecho a ser diferentes y subrayan todo lo que hace a los individuos verdaderamente individuos. Por otro lado, atacan lo que separa a los individuos entre ellos.
Luchan contra los privilegios del conocimiento. “Lo que se cuestiona es el modo en que el conocimiento circula y funciona, sus relaciones con el poder. En otras palabras, el régime du savoir (régimen de saber)”.
Giran en torno a la pregunta: "¿Quiénes somos nosotros?". “Son un rechazo a las abstracciones de la violencia económica e ideológica, que ignoran quienes somos individualmente como también son un rechazo a la inquisición científica y administrativa que determina quien es uno”.
“El objetivo principal de estas luchas no es atacar tanto a tal o cual institución de poder, grupo, elite, clase, sino más bien a una técnica, a una forma de poder”:
Esta forma de poder emerge en nuestra vida cotidiana, categoriza al individuo, lo marca por su propia individualidad, lo une a su propia identidad, le impone una ley de verdad que él tiene que reconocer y al mismo tiempo otros deben reconocer en él. Es una forma de poder que construye sujetos individuales. Hay dos significados de la palabra sujeto; sujeto a otro por control y dependencia y sujeto como constreñido a su propia identidad, a la conciencia y a su propio autoconocimiento. Ambos significados sugieren una forma de poder que sojuzga y constituye al sujeto.
Para Foucault existirían entonces tres tipos de luchas: luchas contra las formas de dominación (étnicas, sociales y religiosas); luchas contra formas de explotación que separan a los individuos de aquello que ellos mismos producen y luchas contra aquello que ata al individuo a sí mismo y los subsume a otros de esta forma (luchas contra la sujeción, contra formas de subjetividad y sumisión). Tras un abarcador recorrido histórico del poder en el devenir de las sociedades, el autor da cuenta de una combinación que se hace evidente entre las técnicas de individualización y los procedimientos de totalización, lo que lo llevará a postular al Estado occidental moderno como un “poder pastoral”, palabra que designaría una forma especial de poder caracterizada por:
Para Foucault existirían entonces tres tipos de luchas: luchas contra las formas de dominación (étnicas, sociales y religiosas); luchas contra formas de explotación que separan a los individuos de aquello que ellos mismos producen y luchas contra aquello que ata al individuo a sí mismo y los subsume a otros de esta forma (luchas contra la sujeción, contra formas de subjetividad y sumisión). Tras un abarcador recorrido histórico del poder en el devenir de las sociedades, el autor da cuenta de una combinación que se hace evidente entre las técnicas de individualización y los procedimientos de totalización, lo que lo llevará a postular al Estado occidental moderno como un “poder pastoral”, palabra que designaría una forma especial de poder caracterizada por:
Tiene como último objetivo la salvación individual en el otro mundo.
No es meramente una forma de poder que guía, sino que debe ser preparado para sacrificarse a sí mismo por la vida y la salvación de la carne.
No atiende solamente a la comunidad en su globalidad, sino a cada individuo en particular durante su vida entera.
No puede ser ejercida sin el conocimiento de las mentes humanas, sin explorar sus almas, sin hacerles revelar sus más íntimos secretos.
Podrían distinguirse dos aspectos del poder pastoral, el de la institucionalización eclesiástica, desaparecido prácticamente a partir del siglo XVIII y el de su propia función, diseminado y multiplicado más allá de la institución eclesiástica. Al respecto refiere Foucault que el poder pastoral: “Dejó de ser una cuestión de guiar a la gente para su salvación en el más allá, para pasar a ser una cuestión de asegurar su salvación en este mundo. En este contexto entonces, la palabra salvación toma significados diferentes: salud, bienestar (riqueza suficiente, nivel de vida) seguridad y protección contra accidentes”
En su desentrañamiento del poder el autor distingue los “relacionamientos comunicacionales” de las relaciones de poder, lo que no equivale a decir que el campo de las cosas, el de la comunicación y el campo de la dominación estén separados, sino que constituyen tres tipos de relacionamientos que se superponen uno sobre otro:
…lo que define una relación de poder es que este es un modo de acción que no opera directa o inmediatamente sobre los otros. En cambio el poder actúa sobre las acciones de los otros: una acción sobre otra acción, en aquellas acciones existentes o en aquellas que pueden generarse en el presente o en el futuro. Una relación de violencia actúa sobre un cuerpo o cosas, ella fuerza, doblega, destruye, o cierra la puerta a todas las posibilidades (…) una relación de poder sólo puede ser articulada en base a dos elementos, cada uno de ellos indispensable si es realmente una relación de poder: "el otro" (aquel sobre el cual es ejercido el poder) ampliamente reconocido y mantenido hasta el final como la persona que actúa; y un campo entero de respuestas, reacciones, resultados y posibles invenciones que pueden abrirse, el cuál está enfrentando a una relación de poder.
Según Foucault la libertad es una condición para el ejercicio del poder, este sólo puede ejercerse sobre sujetos libres: “En este juego la libertad bien puede aparecer como la condición para ejercer el poder (al mismo tiempo que es su precondición, ya que la libertad debe existir para que el poder pueda ser ejercido, y a la vez ser su apoyo permanente, ya que sin la posibilidad de resistencia, el poder podría ser equivalente a la imposición física)”.
Según Foucault la libertad es una condición para el ejercicio del poder, este sólo puede ejercerse sobre sujetos libres: “En este juego la libertad bien puede aparecer como la condición para ejercer el poder (al mismo tiempo que es su precondición, ya que la libertad debe existir para que el poder pueda ser ejercido, y a la vez ser su apoyo permanente, ya que sin la posibilidad de resistencia, el poder podría ser equivalente a la imposición física)”.
Kevin Sedeño Guillén
Universidad Nacional de Colombia
1 comment:
muy bueno me encanto encontrar a alguien que aya leído el libro
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