Friday, June 26, 2009

El sujeto criminal se psicoanaliza: Memoria, romanticismo y psicoanálisis en Alias Grace. Propuesta de lectura

Kevin Sedeño Guillén
Estudios Literarios
Universidad Nacional de Colombia
E-mail: krsedenog@unal.edu.co

La novela Alias Grace (1996) de la escritora canadiense Margaret Atwood, inicia con la presentación de un crimen ocurrido en el Canadá de la primera mitad del siglo XIX, por lo demás real, luego de que éste ha sido consumado y sus supuestos culpables juzgados y condenados. Esta manera de narrar descartaría desde el principio la intención “policial” y le permitiría a la autora la posibilidad de concentrarse en lo que al parecer le importa: el mundo interior de la convicta asesina Grace Marks, desplazándose hacia las interioridades de la memoria individual, sus complejidades y tensas relaciones con el pasado.

En este propósito de reconstrucción de unas posibles rutas hacia la conciencia de Grace y de la época en la que ésta viviría, Atwood recurre a dos artefactos culturales de amplias resonancias en la cultura occidental, por demás vinculados uno al otro a través de múltiples ramificaciones. Romanticismo y psicoanálisis hacen parte constitutiva de la reconstrucción, tanto de los acontecimientos políticos, sociales y culturales que definirían el período comprendido en la novela, como de las mentalidades de sujetos abocados a comprender su participación en los hechos criminales por los que han sido juzgados, como la joven Grace Marks, o los limites de las nacientes ciencias de la mente para dar cuenta de la culpabilidad o inocencia de un sujeto recluido en las fronteras de su consciencia, como el médico Simon Jordan.

En este proyecto que ahora presento, me propongo analizar las funciones que el romanticismo y el psicoanálisis cumplen en la reconstrucción de las memorias individuales y colectivas en Alias Grace, además de particularizar cómo estos artefactos afines se entrelazan en la novela para conseguir la verosimilitud en la reescritura de la historia oficial de Canadá en la primera mitad del siglo XIX y complejizar las relaciones entre sujeto y sociedad en medio de múltiples contextos legales, sociales, religiosos, de género y sexualidad, y de clase, entre otros. Operaré para eso en el marco del tema “Memoria, sujeto y escritura”, propuesto para la realización de esta lectura.

Romanticismo y psicoanálisis

Thiner considera que la modernidad en la concepción de las enfermedades mentales comienza con el romanticismo alemán: “…because it established the conditions of possibility, to use a Kantian formulation, for the development of psychoanalysis. Psychoanalysis incorporated into its understanding of madness many concepts developed by romantic doctors -romantic in the philosophical sense…” (163-164). El romanticismo, junto con el judaísmo y la ilustración, habría sido una de las fuentes principales de inspiración de Sigmund Freud (1856-1939), en su concepción del psicoanálisis. La presencia en su biblioteca de varios trabajos de autores románticos y más de 130 citas que aparecerían en sus escritos, atestiguarían el conocimiento de Freud del romanticismo literario. Todos los temas que la medicina y la ciencia romántica pusieron como fundamentos se podrían encontrar un siglo después en el psicoanálisis: el valor psíquico de los sueños, el instinto, la regresión, el auge de los cuales constituiría la fuente de lo "uncanny" (Schelling) –concepto central tanto en el romanticismo como en el psicoanálisis, entre otros. En "A Short Account of Psycho-Analysis" (1924) Freud alude explícitamente al romanticismo como un elemento en la prehistoria del psicoanálisis, mientras Thomas Mann valoraría por su parte al psicoanálisis como un romanticismo devenido científico (Vermorel y Vermorel).

Inestabilidad de las subjetividades románticas en Alias Grace

La construcción de Grace Marks como sujeto romántico es establecida al interior mismo de la ficción novelesca, en este caso por Lydia, la hija del alcaide de la prisión donde esta se encuentra recluida: “Las personas románticas nunca ser ríen, lo sé por las ilustraciones”- piensa Grace (Atwood. Alias Grace 38). Con esos mismos ojos la ve Jordan: “En la primera página hay un retrato de Grace que fácilmente podría pasar por el de una heroína de una novela sentimental…” (81)[1]. El mismo, casi al final de la novela, se considera a la luz del romanticismo: “…me temo que estoy condenado a vagar solo por la faz de la tierra como uno de los más siniestros y lúgubres proscritos de Byron…” (563)[2]

La práctica médica de Jordan va por terrenos muy distintos a los que antes que él han estado midiendo la cabeza de los criminales (42), resultado del auge de la frenología, tras la publicación en 1827 del libro de Charles Tennyson, Phrenology[3]. Él se presenta ante Grace como “…un doctor que no trabaja con los cuerpos sino con las mentes. Enfermedades de la mente y el cerebro y de los nervios” (57-58). Su método delata muchas semejanzas con la que sería la psicoterapia psicoanalítica de Freud: “Si procuras hablar, añade, yo procuraré escucharte” (59). Mas adelante refiere Grace al respecto: “Me contestó que no se trataba de lo que él quería que yo dijera sino de lo que yo deseara decirle, eso era lo que a él le interesaba” (92). Sus métodos incluirían la sugestión, la asociación de ideas (115) y la interpretación de los sueños (134, 187). Tiene nociones de la existencia del subconsciente (178). Al igual que Freud, Jordan –en la novela- ha estado en el hospital de La Sâlpêtrière, pero no con Jean-Martin Charcot (1825-1893), considerado el padre de la neurología moderna, sino con alguno de los médicos de este hospital que le serían contemporáneos, como: Philippe Pinel (1745-1826), Jean Étienne Dominique Esquirol (1772-1840) o Étienne-Jean Georget (1795 - 1828) (“Hospital de la Pitié-Salpêtrière”); aparece como amigo del psiquiatra Ludwig Binswanger (1881-1966), del que Freud fuera amigo personal.

Muchos de los críticos que han escrito sobre Alias Grace encuentran cierta incompatibilidad entre su “…postmodernist critique of history within the framework of nineteenth-century literary conventions” (Blanc 101). Sin embargo, Blanc concilia esos dos fines entendiendo la novela como “…a trial novel that questions the construction of a teleological courtroom narrative deliberated based upon nineteenth-century novel-writing strategies and delivered in large part by a fictional Grace Marks, who acts throughout the novel as her own defense attorney”. En este sentido Blanc se mueve en el campo de estudios del derecho y la literatura (103). En un análisis en el que parte de la premisa de que Grace funge como su propia abogada defensora, teniendo al Dr. Jordan y a nosotros los lectores como su jurado, Blanc analiza como:

By using romantic conventions and characters, as well as Biblical allusions, Grace responds that it was the men, Kinnear and McDermott, who lusted after her and attempted to assault her. Thus she partly indulges local fantasies of desire for and aggression against women. This portion of her narrative titillates at the same time as it attempts to exculpate. If Jordan wants to see her vindicated (322), it is in part because he is effectively searching for signs of insanity in her testimony and, in part, because he himself secretly lusts after unusually composed yet mysterious Grace. Predictably, Jordan proves a less than ethical and competent judge and flees the county, his verdict unrendered (122-123).

Las conclusiones de Blanc están relacionadas con que cien años después de la condena de Grace Marks, no tendría sentido reabrir literariamente su proceso, si no fuera para cuestionarse acerca del modo en el que comprendemos las instancias de manipulación narrativa que estimulan las cortes judiciales (124). Sobre el uso de elementos históricos en la novela se ha señalado que:

Alias Grace is indubitably Atwood’s most metafictional novel. Indeed, the author’s manipulation of historical data appears quite logical, since the story contains numerous gaps and possibilities for misinterpretation. The novel being no history book, Atwood, on the one hand, naturally made use of a series of available documents about the person of Grace Marks and about her history, but, on the other hand, she also had to invent a whole range of details, which cannot be deduced from historical accounts, and, most significantly, she provides the reader with her personal interpretation of the facts (Kerskens 356).


Enderle, por su parte, enfatiza cómo Atwood presenta en la novela una relación entre la locura y la orientación en el espacio: “With this orientation in place, Atwood begins to suggest the fallibility of a pseudo-scientific diagnosis that is entirely dependent upon observation, distinctly highlighting its vulnerability to external cultural forces” (1).

Conclusiones provisionales

Simon Jordan -su propio nombre de pila pareciera apuntar a esa cercanía-, es presentado como un precursor del psicoanálisis, en un momento en el que el propio Freud no ha nacido, actuación en la que Alias Grace resulta deliberadamente anacrónica. Su búsqueda psicoanalítica en la memoria escindida de Grace, junto con la notable investigación histórica de Atwood, se constituye en el principal instrumento para la constitución del material narrativo en la novela. Pero no sólo fracasa su terapia pre-psicoanalítica en su intento de establecer la culpabilidad o inocencia de Grace y de restablecer su memoria de los acontecimientos, sino que él mismo ve desestabilizado su proyecto moderno de realizar un aporte a la ciencia de la mente y de sacar adelante un proyecto de manicomio de avanzada, al convertirse en víctima de la fragilidad de su aparato científico y de su involucración sentimental. Irónicamente, es él, el experto en amnesia, el que termina sumido en la desmemoria (Atwood. Alias Grace 571), mientras el sujeto romántico Grace Marks de Alias Grace, es conducido a un final que se enlaza con un pasado idílico. Pero la época romántica parece haber llegado a su fin, como lo atestigua el cambio de lecturas de Janet, hija del oficial de prisiones, que comprueba Grace en conversación con ella: “Después se echó a llorar y, al preguntarle yo el por qué, me contestó que porque yo tendría un final feliz como en los libros; me pregunté qué libros habría estado leyendo” (590).

Bibliografía:


Atwood, Margaret. Alias Grace. Toronto: McClelland, 1996. Cit. en Blanc 122.

---. “Ophelia Has a Lot to Answer For”. Stratford Festival, September, 1997. Margaret Atwood References Site. 14 jun. 2009. <http://www.owtoad.com/ophelia.pdf>
---. Alias Grace; María Antonio Menini. Barcelona: Byblos, 2006.

Blanc, Marie-Thérèse. "Margaret Atwood's Alias Grace and the Construction of a Trial Narrative". English Studies in Canada 32.4 (2006): 101-127. ProQuest Humanities Module. ProQuest. Fundación Universitaria del Área Andina, Bogotá. 11 Jun. 2009. http://www.proquest.com/

Enderle, Laura. “Defining Heteroglossia: Psychological Dysfunction and the Dialogism of the Testimonial Pastiche in Margaret Atwood’s Alias Grace”. TCNJ Journal of Student Scholarship 9 (2009): 1-7, April. 13 jun. 2009.

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“Hospital de la Pitié-Salpêtrière”. Wikipedia. 14 jun. 2009. http://es.wikipedia.org/

Kerskens, Christel. “Chapter 6. Deceptive Patterns in Alias Grace or the Narrator as Quilter”. Escaping the Labyrinth of Deception: a Postcolonial Approach to Margaret Atwood’s Novels. Diss. U. Libre de Bruxelles. 2006-2007. Université Libre de Bruxelles, Faculté de Philosophie et Lettres, Section: Langues et Litteratures Modernes, 2007. 13 jun. 2009. 354-401. <http://theses.ulb.ac.be/ETD-db/collection/available/ULBetd-04132007-201956/unrestricted/THESEwa.pdf>

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Wisker, Gina. Margaret Atwood's Alias Grace: a reader's guide. New York: Continuum, 2002. Disponible parcialmente en Google Libros. <http://books.google.com/>

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Notas:

[1] Kerskens analiza cómo los retratos de Grace y McDermott, así como la balada que se incluye en el capítulo 2 participan de la construcción de “retratos románticos”: “The romantic portrayal of the heroine continues with the subsequent presentation of Grace and McDermott’s portraits, which once again, might not correspond to reality. The beginning of the chapter consists in a popular ballad narrating the scandalous murders, the trial and its outcome. The tone of the song sounds overtly melodramatic: Grace becomes a romantic heroine and the true initiator of the murders” (359).

[2] Contrariamente a sus diferencias científicas con la frenología, Jordan denota ser un apasionado lector de Tennyson (76, 564), Byron (81), Wordsworth (177), Walter Scott (221) y otros representantes de la escuela romántica inglesa. Mary Whitney lee en alta voz The Lady of the Lake (1810), de Scott, para Grace (221); lo mismo que Nancy Montgomery a Thomas Kinnear (373). El poema de Scott tiene una notable importancia en la conformación profunda de la anécdota en Alias Grace, al punto de que la parte diez asume el título de ésta como propio, lo mismo que el barco en que Grace y McDermott huyen hacia los Estados Unidos. Otras alusiones a autores de la órbita romántica: Walter Scott (Attwood 255, 330), Nataniel Hawthorne (257), Tennyson (529).

[3] Cfr. Roger Cooter. The Cultural Meaning of Popular Science: Phrenology and the Organization of Consent in Nineteenth-Century Britain. Cambridge; New York: Cambridge University Press, 1984. Disponible en Google Libros. <http://books.google.com.co/> y Lauren Julius Harris. “A Young Man’s Critique of an ‘Outré Science’: Charles Tennyson’s ‘Phrenology’ (1827) with Commentary and Annotations”. Journal of the History of Medicine and Allied Sciences 52.4 (1997):485-497.

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