Voloshinov, Valentin N. (1929). “Interacción discursiva”. El marxismo y la filosofía del lenguaje; tr. de Tatiana Bubnova. Madrid: Alianza editorial, 1992. 118-137.
En este capítulo Mijaíl M. Bajtín se dedica a refutar los planteamientos de la escuela lingüística del subjetivismo idealista, cuyo origen encuentra relacionado con el movimiento romántico. Su análisis parte de la teoría de la expresión, formulada por esta corriente lingüística, a la que considera errónea, pues considera que: “No hay vivencia fuera de su encarnación sígnica. Por consiguiente, desde un principio ni siquiera puede plantearse una diferencia cualitativa entre lo interno y lo externo” (120). Es decir, que la expresión-enunciado se encontraría determinada por las condiciones reales del enunciado y por la “situación social inmediata”.
Sería necesario un proceso de objetivación para que la conciencia exprese su materialidad: “…la conciencia en cuanto expresión material organizada (mediante el material ideológico de la palabra, del sonido, del signo, del dibujo, del color, de la música, etc.) es un hecho objetivo y una enorme fuerza social” (126-127). Mientras esta no se expresa, es para Bajtín sólo un “embrión intradiscursivo de la expresión”, con un muy pequeño campo de acción: “Pero al pasar por todas las fases de la objetivación social y al ingresar en el campo de fuerzas de la ciencia, del arte, de la moral, del derecho, se convierte en una fuerza real y es capaz incluso de realizar una influencia inversa sobre las bases económicas de la vida social” (127). Por otro lado Bajtín analiza cómo los sistemas ideológicos (moral social, ciencia, arte y religión) toman forma en la ideología cotidiana y a la vez influyen sobre ella. En los planos inferiores de la ideología cotidiana los elementos biográficos jugarían un importante papel, pero con el fortalecimiento de un sistema ideológico dejarían de ser influyentes.
Sus conclusiones, que pudiéramos ubicar en el campo de la sociolingüística y del análisis del discurso, parten de que: “El centro organizador de cada enunciado, de cada expresión no se encuentra adentro, sino afuera: en el medio social que rodea al individuo” (130). Reivindica el carácter ideológico del lenguaje al plantear que: “La realidad concreta del lenguaje en cuanto discurso no es el sistema abstracto de formas lingüísticas, ni tampoco una enunciación monológica y aislada, ni el acto psicofísico de su realización, sino el acontecimiento social de interacción discursiva, llevada a cabo mediante la enunciación y plasmada en enunciados” (132). De ese modo se enfrenta a las concepciones saussureanas, restableciendo el vínculo roto por este entre el lenguaje y la realidad. Presta atención también al libro como una “actuación discursiva impresa” que haría parte de la comunicación discursiva. Los enunciados serían a su vez para Bajtín, sólo un momento de la comunicación discursiva, en sus manifestaciones cotidianas, literarias, políticas, etc.; de ahí que para él: “La comunicación discursiva jamás puede ser comprendida y explicada fuera del vínculo con una situación concreta” (133).
Kevin Sedeño Guillén
Universidad Nacional de Colombia
En este capítulo Mijaíl M. Bajtín se dedica a refutar los planteamientos de la escuela lingüística del subjetivismo idealista, cuyo origen encuentra relacionado con el movimiento romántico. Su análisis parte de la teoría de la expresión, formulada por esta corriente lingüística, a la que considera errónea, pues considera que: “No hay vivencia fuera de su encarnación sígnica. Por consiguiente, desde un principio ni siquiera puede plantearse una diferencia cualitativa entre lo interno y lo externo” (120). Es decir, que la expresión-enunciado se encontraría determinada por las condiciones reales del enunciado y por la “situación social inmediata”.
Sería necesario un proceso de objetivación para que la conciencia exprese su materialidad: “…la conciencia en cuanto expresión material organizada (mediante el material ideológico de la palabra, del sonido, del signo, del dibujo, del color, de la música, etc.) es un hecho objetivo y una enorme fuerza social” (126-127). Mientras esta no se expresa, es para Bajtín sólo un “embrión intradiscursivo de la expresión”, con un muy pequeño campo de acción: “Pero al pasar por todas las fases de la objetivación social y al ingresar en el campo de fuerzas de la ciencia, del arte, de la moral, del derecho, se convierte en una fuerza real y es capaz incluso de realizar una influencia inversa sobre las bases económicas de la vida social” (127). Por otro lado Bajtín analiza cómo los sistemas ideológicos (moral social, ciencia, arte y religión) toman forma en la ideología cotidiana y a la vez influyen sobre ella. En los planos inferiores de la ideología cotidiana los elementos biográficos jugarían un importante papel, pero con el fortalecimiento de un sistema ideológico dejarían de ser influyentes.
Sus conclusiones, que pudiéramos ubicar en el campo de la sociolingüística y del análisis del discurso, parten de que: “El centro organizador de cada enunciado, de cada expresión no se encuentra adentro, sino afuera: en el medio social que rodea al individuo” (130). Reivindica el carácter ideológico del lenguaje al plantear que: “La realidad concreta del lenguaje en cuanto discurso no es el sistema abstracto de formas lingüísticas, ni tampoco una enunciación monológica y aislada, ni el acto psicofísico de su realización, sino el acontecimiento social de interacción discursiva, llevada a cabo mediante la enunciación y plasmada en enunciados” (132). De ese modo se enfrenta a las concepciones saussureanas, restableciendo el vínculo roto por este entre el lenguaje y la realidad. Presta atención también al libro como una “actuación discursiva impresa” que haría parte de la comunicación discursiva. Los enunciados serían a su vez para Bajtín, sólo un momento de la comunicación discursiva, en sus manifestaciones cotidianas, literarias, políticas, etc.; de ahí que para él: “La comunicación discursiva jamás puede ser comprendida y explicada fuera del vínculo con una situación concreta” (133).
Kevin Sedeño Guillén
Universidad Nacional de Colombia
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